Diferencias entre vapeo y tabaco calentado
Entre los productos alternativos al tabaco tradicional hay dos que destacan por encima del resto: los vapeadores (también llamados cigarrillos electrónicos) y el tabaco calentado o tabaco sin combustión, opciones que tienen una composición y un funcionamiento diferente.
1.- Vapeador (cigarrillo electrónico)
El vapeador no contiene tabaco y puede o no contener nicotina. Funciona mediante baterías que calientan una formulación líquida –que tiene agua, propilenglicol y glicerol, aromas y generalmente nicotina– para crear un vapor que se puede inhalar.
Ya que no existe combustión, el vapor contiene niveles sustancialmente más bajos de los tóxicos (en torno a un 95% menor) que se encuentran en el humo producido cuando se quema tabaco. Por ello, este producto tiene un potencial riesgo reducido en comparación con los cigarrillos convencionales.
2.- Tabaco calentado
Los productos de calentamiento de tabaco (THP, por sus siglas en inglés) son dispositivos que sí contienen tabaco, aunque no lo queman, sino que lo calientan para generar un aerosol que contiene nicotina que el usuario inhala.
Debido a que el tabaco solo se calienta, el aerosol resultante puede contener niveles sustancialmente más bajos de los tóxicos que se encuentran en el humo producido cuando se combustiona el tabaco (en torno un 90% menores). Por ello, estos dispositivos, según varios grupos de científicos, también pueden proporcionar un potencial riesgo reducido frente a los cigarrillos tradicionales.
La ciencia que transforma el sector tabaquero
La llegada de este tipo de productos responde a la voluntad de muchas empresas de la industria tabaquera por buscar alternativas al cigarrillo tradicional. Todas ellas llevan años destinando parte de sus presupuestos a programas de innovación e investigación científica. Uno de esos casos es el de British American Tobacco (BAT), que a día de hoy lleva invertidos de 4.000 millones de dólares en el desarrollo, fabricación y comercialización de productos de riesgo reducido potencial (PRRPs) dirigidos a sus consumidores adultos. La compañía cuenta con un programa de investigación científica desarrollado en su centro de I+D en Southampton, donde elabora y comparte información sobre sus PRRPs.
British American Tobacco ha invertido más de 4.000 millones de dólares en el desarrollo de productos de riesgo reducido potencial (PRRPs)
Además, ha desarrollado un marco para evaluar el potencial de reducción del daño de estos productos, haciendo públicos los resultados de sus investigaciones y sometiéndolas a revisión por parte de revistas y publicaciones científicas. «Estamos comprometidos con la transformación del tabaco» -aseguran desde la empresa- «y por eso estamos dedicados al desarrollo y la venta de productos de riesgo potencialmente reducido que suponen un beneficio para nuestros consumidores adultos, la sociedad y nuestros accionistas».
Fuente: El Confidencial